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dijous, 29 de gener del 2009

El cambio climático podría estar acelerando la llegada de una edad de hielo

El cambio climático suele asociarse a una subida global de las temperaturas provocada por la emisión de gases de efecto invernadero. Este fenómeno, aunque parezca contradictorio, podría suponer que amplias zonas del planeta quedaran cubiertas por el hielo. Mientras algunos expertos subrayan que no hay datos concluyentes al respecto, otros alertan de que esta "edad de hielo" podría ocurrir dentro de pocos años. En cualquier caso, los científicos también recuerdan que las glaciaciones son fenómenos naturales que han contribuido a la evolución del ser humano.

La Tierra no siempre ha registrado la misma temperatura a la que estamos acostumbrados; los cambios climáticos han sido frecuentes a lo largo de su historia, y las "edades de hielo" se han sucedido inexorablemente, de forma natural. Las glaciaciones atraviesan periodos relativamente cálidos, al producirse oscilaciones de temperaturas de unos pocos grados centígrados, suficientes para que los glaciares avancen o retrocedan miles de kilómetros. De hecho, el planeta se encuentra en la actualidad en un periodo interglacial cálido, dentro de la glaciación del denominado periodo Cuaternario. Los científicos saben, por las muestras de hielo recogidas en la Antártida, que el actual clima cálido es un pequeño oasis en el desierto de las frías glaciaciones. El Proyecto Europeo para la Extracción de Núcleos de Hielo en la Antártida (EPICA en sus siglas inglesas) muestra que, de los últimos 430.000 años, solamente entre un 5% y un 10% ha sido tan cálido como en la actualidad, y que en los últimos 800.000 años, los periodos cálidos interglaciales han durado una media de 6.000 años, con la excepción del actual, que comenzó hace 12.000 años, y de uno que alcanzó 28.000 años hace más de 450.000.
No existe consenso científico sobre el comienzo de una nueva glaciación
¿Cuándo llegará la próxima glaciación? A día de hoy los científicos no disponen de los conocimientos suficientes como para predecir el momento preciso. Según los investigadores del proyecto EPICA, la próxima edad de hielo tardará miles de años en aparecer, si los cambios climáticos producidos por el ser humano no afectan el ritmo natural. Sin embargo, algunos modelos climáticos predicen que la acción del ser humano sobre la naturaleza podría traer una inminente "mini edad de hielo". El deshielo del Ártico, como consecuencia del calentamiento global, podría paralizar la corriente oceánica del Golfo, que proporciona a Europa occidental y a la región este de Norteamérica su confortable clima. De esta forma, los veranos se volverían muy cálidos, extendiéndose hasta el otoño, mientras que los inviernos se harían muy intensos, prolongándose hasta la primavera. Finalmente, el clima en dichas regiones pasaría a ser ártico, lo que supondría una gravísima catástrofe natural para sus habitantes. Precisamente, el pasado año saltó una pequeña señal de alarma con un estudio que indicaba una reducción del 30% en las corrientes cálidas de la circulación oceánica en el Atlántico Norte. Se cree que el frenado en la circulación atlántica pudo provocar desde el año 1300 hasta aproximadamente el 1850 (aunque con algún intervalo) temperaturas lo suficientemente bajas como para congelar el río Támesis en Londres.

Por otra parte, las glaciaciones han sido determinantes en numerosos aspectos, tanto para los seres humanos como para la naturaleza; afectan al nivel del mar, que puede subir o bajar varias decenas de metros, y a los caudales de los ríos, así como a la distribución de las lluvias y al clima en general. Estos cambios han supuesto la desaparición de aquellas especies que no han sido capaces de adaptarse a la nueva situación. Por ejemplo, los estudios en fósiles confirman la teoría de que los dinosaurios desaparecieron debido a una glaciación que duró miles de años, tras el impacto de un enorme meteorito. Por su parte, los últimos dos millones de años aproximadamente han supuesto la lucha de la especie humana por adaptarse a los sucesivos ciclos glaciares, mediante el desarrollo del bipedismo, la inteligencia, las migraciones humanas a escala mundial o la civilización.

Causas de una glaciación:
La comunidad científica ofrece diversas hipótesis sobre las causas que provocan el inicio o el final de una edad de hielo:
Variaciones astronómicas: Las estaciones del año son más acusadas cuanto más se inclina el eje de la Tierra. En el denominado ciclo Milankovic, en honor del científico serbio que lo descubrió, el eje terrestre oscila de los 21° a los 24,5° cada 41.000 años. Además, la órbita terrestre alrededor del sol se alarga y se acorta cada 100.000 años, por lo que la superficie terrestre estaría más lejos y en consecuencia, los rayos solares no tendrían la fuerza necesaria para calentarla.
Catástrofes naturales, como la explosión de volcanes a gran escala o la caída de meteoritos de gran tamaño. Al provocar la emisión de grandes cantidades de polvo a la atmósfera se impide la llegada de los rayos solares a la superficie, lo que se traduce en el enfriamiento de la corteza.
La geodinámica terrestre: El movimiento de las placas tectónicas desplaza a los continentes a lo largo de miles de años. Si las placas continentales se concentran en latitudes altas, cercanas a los polos, las temperaturas bajan, ya que impiden que las aguas tropicales calienten el clima polar. Asimismo, el choque entre continentes también aumenta la actividad volcánica.

divendres, 23 de gener del 2009

La corriente del Golfo hizo que Europa se helase en el XVII

Se reaviva la hipótesis de que un enfriamiento en el Atlántico es posible.


En los inviernos más rigurosos de la llamada Pequeña Edad de Hielo, especialmente en el siglo XVII, era frecuente que el Támesis se helara, que se pudiera patinar sin interrupción por los canales holandeses e incluso que se accediera a pie hasta la isla de Manhattan. Las costas de Groenlandia quedaron totalmente despobladas, las viñas desaparecieron de Gran Bretaña y, en un ejemplo más cercano, parece ser que Sierra Nevada llegó a contar con un glaciar perpetuo, con nieves todo el año.
El frío de este largo periodo se había vinculado generalmente a ciclos solares, pero ahora resulta que detrás de todo ello hubo un debilitamiento de la corriente cálida del Golfo, que recorre el Atlántico norte y que es responsable de que las costas de Europa y buena parte de EEUU tengan un clima más templado de lo que les corresponde por su latitud. Esto es al menos lo que sugiere en la revista Nature un estudio coordinado por David Lund, investigador del Instituto de Tecnología de California, que ha analizado la composición del esqueleto fosilizado de 3.000 foraminíferas --un pequeño componente del plancton-- en el estrecho de Florida y las Bahamas.
Concretamente, los investigadores han calculado en los microorganismos la abundancia de un isótopo muy raro del oxígeno, el O18, y a partir de él han podido determinar la salinidad que tuvieron las aguas en aquella época (por regla general, las aguas más saladas pesan más y tienden a bajar a las profundidades y a enfriarse). "Que salinidad en aquella zona tropical fuera mayor --resume Antón Uriarte, profesor de Climatología de la Universidad del País Vasco-- podría significar un cierto estancamiento de las aguas, es decir, que no fuesen exportadas hacia el norte con la intensidad de hoy día". La corriente, que hoy transporta unos 31 sverdrups (31 millones de metros cúbicos por segundo), perdió al menos un 10% de su volumen de agua y de su poder calorífico, sostiene Lund.
El estudio no se pronuncia sobre el origen del debilitamiento --afirma simplemente que hubo un cambio en la circulación dominante de los vientos--, pero sí confirma que no son descabelladas las hipótesis sobre un enfriamiento del Atlántico norte --incluso, paradójicamente, por el calentamiento en Groenlandia, como recoge catastróficamente la película El día de mañana --.
"El asunto está en saber por qué sucedió --concluye Uriarte--. Pudo ser un cambio en la circulación atmosférica, debido a su vez a disminuciones en la insolación, o también por una reducción del ozono estratosférico. Sea como fuere, la Pequeña Edad de Hielo se alargó técnicamente entre 1300 y 1850 y batió récords entre 1645 y 1715, coincidiendo con un máximo de actividad las manchas solares.
VACAS CONTAMINANTES El sector ganadero es tan peligroso para el medioambiente como los coches. El estiércol de vacas, ovejas y demás desprende el 18% de los gases que más contribuyen al calentamiento del planeta, entre ellos el dióxido de carbono y el metano, según indica un informe de la FAO (Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación).
Además, la industria pecuaria provoca graves alteraciones en el suelo: el 20% de los pastizales están degradados, un espacio enorme, dado que la ganadería ocupa el 30% de la tierra.

dilluns, 12 de gener del 2009

Vamos a ser testigos de una apasionante Edad de Hielo

El autor de Calor Glacial desmonta las teorías oficiales del calentamiento global del planeta.

Las conversaciones sobre el tiempo han salido del ascensor y se han sacudido la fama de trivialidad que hasta ahora empañaban las charlas de sube y baja. Frío, calor, lluvia, sequía y, más aún, huracanes, tsunamis y tormentas tropicales ocupan un destacado puesto en el orden de intereses de los ciudadanos del mundo. ¿Quién no ha dicho alguna vez «el tiempo está loco»? Y encima, el periodista, filólogo y ‘ciberempresario’ cántabro Luis Carlos Campos se ha propuesto helar la sangre del lector con su obra Calor Glacial. Sostiene que se avecina una nueva Edad de Hielo y que la veremos. Argumentos no le faltan y esto, quizás, es lo más escalofriante.
No le duelen prendas a la hora de criticar la versión oficial sobre el calentamiento global, tilda de «patraña» el demonizado agujero de la capa de ozono, dice que es bueno el CO2 y asegura que existen oscuros intereses para negar la verdad. Pero que nadie se movilice por ello: Campos advierte que la nueva glaciación es inevitable. Que no nos queda más remedio que esperarla sentados y contemplar el frío espectáculo.
-¿Cómo expondría a profanos en la materia las claves de su teoría sin pecar de apocalíptico?
-Todo el mundo ve por los telediarios que hay un cambio climático brutal, con imágenes de inundaciones o, incluso, un tsunami global. El clima está loco, completamente al revés. La Paleoclimatología indica que los cambios climáticos han sido siempre causantes de las catástrofes apocalípticas, especialmente en fases de glaciaciones. En la última importante, hace unos 11.600 años, un gran maremoto recorrió en 24 horas toda la Tierra. Se especula que entonces continentes míticos como la Atlántida, que yo y otros autores creemos que estuvo al sur de España, se esfumaron en un día. Las glaciaciones se producen cada 100.000 años. Ahora sería lógica, llega hasta con retraso, porque el CO2 es tan bueno que las retrasa. Antes de las glaciaciones siempre hay calentamiento, sequías e inundaciones y luego empiezan los inviernos muy fríos y las especies más sensibles, como los anfibios o abejas, empiezan a desaparecer. Todo eso está ocurriendo ahora. El maremoto del Índico, uno de los mayores de la Historia, es típico de eras glaciales. ¿No fue apocalíptico? El hielo en Groenlandia y la Antártida aumenta, así como los mayores glaciares del mundo (Logan, Hubbard o Perito Moreno), pese a todo lo que nos mienten por televisión. La corriente marina del Golfo, que calienta la tierra, muestra anomalías brutales. Hay que recordar que las dos últimas glaciaciones se produjeron por la parada de esta corriente debido al deshielo, que ahora es masivo en partes del Ártico.
-¿Tan seguro está de lo que se avecina?
-Llevo más de cinco años documentándome. Estoy seguro de que ocurrirá, si no me callaría. La tesis del calentamiento no se sostiene, porque la Antártida, barómetro de la Tierra, se enfría desde hace 35 años. En zonas de Ross, después de 6.000 años de deshielo, el hielo está aumentando ahora. Hay un cambio climático evidente y, si no lo achacamos a una glaciación, que alguien me explique por qué hay tanto frío repentino y caos meteorológico sin recurrir a los tópicos falsos del calentamiento humano, que yo desmonto en mi libro.
-Produce pavor pensar que nos congelaremos de repente, como en su momento los mamuts. ¿No es demasiado catastrofista?
-¿Las inundaciones y huracanes que se registran últimamente no son también catastrofistas? No: es lo que hay. En glaciaciones o fases de transición como la actual esto es normal. En algunas edades de hielo desaparecieron manadas de dinosaurios enterrados de súbito. El año pasado muchas orcas quedaron atrapadas de repente por tormentas de nieve. No es que yo sea catastrofista, es que los cambios climáticos siempre han sido catastróficos.-Dice que en otros planetas se percibe un aumento de la temperatura. ¿Cree descabellada una posible emigración intergaláctica?
-El leve calentamiento de Marte o Júpiter muestra que lo que está ocurriendo en la Tierra es natural. No hará falta emigrar a otros planetas, en partes de Brasil se vivirá como ahora, aunque a partir de 2030 la Era Espacial se iniciará y seguro que colonizaremos otros planetas. Esto lo dicen expertos como Robert Zubrin, cuyos estudios han sido utilizados por la NASA. Era Glacial y Espacial coincidirán, y en unas décadas la Tierra va a vivir el mayor cambio de su historia y vamos a ser testigos de un momento apasionante para la humanidad.
-Sostiene que países como España o Portugal recibirán oleadas migratorias de ciudadanos nórdicos. ¿Aquí nos salvaremos?
-Es justo lo que ocurría en la película El día de mañana. Una de las principales consecuencias de los cambios climáticos son las migraciones. El homo sapiens ancestral evolucionó gracias a estas migraciones y cambios climáticos. Aquí nos salvaremos relativamente, pero las temperaturas bajarán y la agricultura, la industria turística, tendrán que replantearse. Países como Estados Unidos, Argentina, Chile, Canadá o el Reino Unido quedarán gravemente afectados, mucho más que España. Sería una buena enseñanza justiciera de la Naturaleza, que es sabia, no ciega. Yo creo que todo está controlado y tiene una causa natural.-La culpa sobre el cambio climático se le achaca a la emisión de CO2, y usted dice que es beneficioso. ¿Ya no será pecado echarse laca?
-Es que lo que nos dicen los telediarios, Greenpeace y WWF/Adena es absolutamente falso. El Sahara se está reduciendo y la vegetación o biomasa de la Tierra aumenta, según estudios satelitarios de la NASA. En el libro demuestro que lo del agujero de ozono es natural y no tiene ningún peligro. En 2002 se redujo un 40%, ¿es que ese año no contaminábamos? Lo que nos cuentan es como lo del ‘hombre del saco’: los ‘CFCs’ no dañan nada, ni siquiera pueden subir a la estratosfera por su elevado peso atómico. Miles de científicos viven del cuento, de las subvenciones para investigar el agujero de ozono y el CO2, que es tan bueno que se insufla en los invernaderos y que sólo ha aumentado 20 ó 30 partes por millón desde hace 10.000 años. Ahora es de 370 partes por millón y en la época de los dinosaurios era de 3.000. ¿Pasó algo? No, otra glaciación. Todo lo que nos cuentan es una absurda y peligrosa distorsión de la verdad y ningún periodista se molesta en cotejar los datos falsos. Hay mucho dinero y prestigio en juego como para reconocer que los temores de calentamiento eran un timo.
-Dice que la Era Glacial es inevitable. ¿Podemos hacer algo más que resignarnos?
-No se puede hacer nada, todo es natural e inevitable. La Naturaleza y la evolución mandan. Sólo hay que estar bien informados en las zonas más afectadas y no mentir a la población, y también preparar estrategias de emergencia.
-¿Hasta qué punto, entonces, es culpable el hombre de las catástrofes naturales?
-Eso es la cantinela que siempre nos cuentan, pero no está demostrado. El calentamiento se ha convertido en una nueva religión, cuando desde principios de siglo ha sido de 0,6 º, una minucia. Hace 580 millones de años el CO2 era de 120.000 partes por millón, y no pasó nada que no fuera natural. ¿Contaminaban entonces Bush y las petroleras? Kioto es un negocio vergonzoso en el que se compra y vende CO2. Es grotesco. Hay 750.000 millones de toneladas de CO2 en la atmósfera, el de origen humano es de unos 600 millones, la mitad se debe a la agricultura y usos ganaderos y la otra mitad se absorbe por la vegetación y los océanos, quedan sólo 1.500 millones, algo insignificante. La han tomado con el inocente y beneficioso CO2. El hollín contamina más y el vapor de agua es mayor agente de efecto invernadero.
-¿Por qué ocultan la verdad?
-Porque han montado un gran negocio. La ONU, que es quien asusta siempre al mundo del calentamiento, los científicos y algunos institutos investigadores como el Scripps, la NASA, gobiernos… Con el miedo los científicos reciben miles de millones para proyectos, becas, investigaciones. Si no asustan con una hecatombe provocada por el hombre, pues se acabaría el dinero y el mercado de Kioto. A algunos hasta les han regalado un premio Nobel gracias a esta histeria, como a los del agujero de ozono. Greenpeace es un gran negocio que gana más que el Real Madrid y se está forrando desde que se inició el alarmismo del calentamiento en 1988. Los agoreros del calentamiento usan modelos matemáticos informáticos para predecir el futuro que son un completo fraude. El tipo que los creó, Lewis Fry Richardson, era un cuáquero fanático que estaba un poco ‘p’allá’, si hasta pretendió hacer una teoría matemática ¿para entender la guerra! Estos modelos, por ejemplo, no tienen en cuenta los movimientos de aire vertical o la presión atmosférica. Son un insulto a la razón.
-¿Cuánto durará la nueva Era Glacial? ¿Se podrá vivir? ¿Se extinguirá toda vida sobre la Tierra?
-Eso no se sabe. Las últimas, hace unos 12.700 y 8.200 años, duraron entre 300 y 1.000 años. Mi opinión es que será una era glacial corta. La vida no se extinguirá; en muchas zonas de los trópicos o de España se vivirá como ahora. Y las glaciaciones son la mejor noticia para la vida: todo muta y evoluciona. El cerebro se expande. El homo sapiens surgió en plena era glacial. Curiosamente, la cueva de Altamira se pintó en una edad de hielo. En la cueva se estaba mucho mejor entonces en la blanca, y no verde, Cantabria. Hormaechea no fue el primero en traer pingüinos a Santander.
-¿Se ha ganado muchos enemigos con la publicación de su libro?
-Sí, muchos se han mosqueado, como Antonio Ruiz de Elvira, que es un conocido divulgador, asesor de El Mundo, cuyo especialista climático es de Greenpeace, Gustavo Catalán. Antes era fuente amigable, pero cuando le dije que criticaba el calentamiento me prohibió que pusiera sus declaraciones (él también avisa de glaciación desde que yo se lo dije). Hasta ahora nadie me rebate un solo argumento. Tienen miedo a un debate público que descubra todo el pastel. Yo soy independiente, informo y critico el mayor fraude científico de la historia y seguiré haciéndolo. El tiempo ya me está dando la razón. Hace mucho frío, inexplicable en muchas partes del mundo, como Australia o Argentina, o este mismo otoño en Cantabria, donde ya hace un frío polar anormal.
-¿Qué pasará aquí? ¿El mar se tragará ciudades como Santander?
-El año pasado ya fue anómalo y devastador. Nevó a nivel del mar en el propio Sardinero. Los fanáticos del calentamiento siempre están asustando con la subida del nivel del mar, es un temor irracional. En una era glacial el nivel del mar también desciende, no aumenta. Lo veremos nosotros mismos, nuestros hijos y nuestros nietos vivirán en un nuevo mundo. Acabamos de ver quizá el mayor terremoto de la historia: el tsunami del Índico. El único científico que lo predijo días antes en su web, Víctor Bokov, augura en exclusiva en mi libro una glaciación que inicia una fase en 2010. No es que la costa sea lo mejor en fases agudas de glaciaciones, el interior siempre es más seguro.
-Dice que estamos en la Era Acuario, que el año 2012 es, para los astrólogos, el antes y el después de la humanidad…
-No me baso en los videntes, sólo los cito anecdóticamente. Pero es curioso que profecías como las Hopis o Mayas coincidan en que llega una Era Glacial. No voy de iluminado, pero la intuición también existe. El 2012 es un tópico catastrofista de videntes, pero también vulcanólogos dicen que será un año fatídico. Será también un momento de fin e inicio de nuevos ciclos solares y se espera un cambio en los polos magnéticos del Sol, que supondrá cataclismos en todo el planeta. Por eso tantas ballenas están quedando varadas, se desorientan. Es señal de una nueva era geológica y biológica.
-¿Se siente un pionero?
-Un poco. Lo que digo es nuevo y desconocido para la mayoría de la gente. Es, además, información de servicio público, y yo soy primeramente periodista, no científico. En la película El día de mañana había un científico, Denis Quaid, al que nadie hacía caso. Yo tengo a mi propio Quaid, el experto glaciólogo polaco Zbigniev Jawarowski, amigo mío, que ahora ve la glaciación inevitable. Anuncia que toda la civilización occidental quedará destruida por el hielo. Y él no es un mindundi.