¿Podrían España y Europa estar sufriendo La Niña? Mucha lluvia no esperada e inundaciones en este 2010. Esa situación climatológica, con temperaturas oceánicas muy frías en el Pacífico que causan un efecto dominó mundial. Sus consecuencias, en forma de desastres naturales, pueden afectar en los próximos meses a zonas tan alejadas como América y Oceanía. La Administración Nacional de Oceanografía y Atmósfera (NOAA) de Estados Unidos afirmaba que este año el número de huracanes en el Atlántico aumentaría debido a La Niña.
El fenómeno empezó durante el tercer trimestre de 2008 y es probable que continúe observándose hasta un poco más de la mitad de este año. Este episodio ha influenciado las características climáticas durante los últimos seis meses en muchas partes del mundo, especialmente en el Pacífico ecuatorial, en la cuenca del océano Indico, en Asia, Africa y las Américas. Según los expertos de la OMM, el fenómeno “La Niña” influye en la variabilidad del clima pero el clima mundial es, en promedio, cálido a pesar del enfriamiento temporal causado por este fenómeno en el mundo.
La Niña es un fenómeno complejo que no se comporta de manera matemática. No obstante, investigaciones realizadas durante los últimos años han permitido conocer mejor sus características y vigilar sus movimientos.
A pesar de “La Niña”, la tendencia actual de las temperaturas en todo el mundo se traduce, de forma evidente, en un calentamiento global, agregan los expertos. Entre diciembre de 2007 y febrero de 2010, las anomalías térmicas mundiales seguían siendo, en conjunto, superiores a la media a largo plazo. Se registraron anomalías térmicas de +1°C a +2°C en zonas del oeste de los Estados Unidos, México, noreste del Brasil y en la zona meridional de América del Sur. Los océanos Atlántico e Indico, y la mayor parte del Pacífico occidental, también registraron anomalías térmicas positivas.
La OMM precisó que las temperaturas de la superficie del mar eran entre 1,5ºC y 2ºC inferiores a la media en una gran parte de las zonas central y oriental del Pacífico ecuatorial, a finales del año pasado. A pesar de ese enfriamiento, las temperaturas mundiales continúan siendo, en promedio, altas en comparación con los registros históricos.
La Niña se llama así porque presenta condiciones contrarias al fenómeno de El Niño, pero también, es conocido como “El Viejo” o “El Anti-niño”. Suele ir acompañado del descenso de las temperaturas y provoca fuertes sequías en las zonas costeras del Pacífico. Así, La Niña se caracteriza por una bajada de la temperatura de la superficie del mar, lo que suele provocar en general un tiempo más seco y fresco de lo normal. Por su parte, El Niño se relaciona con una temperatura alta del agua que conduce a un ambiente más húmedo y lluvioso. No obstante, estas condiciones varían también según las zonas del planeta. Por ejemplo, en diversas partes de Australia e Indonesia, El Niño suele provocar épocas de sequía, mientras que La Niña suele conducir a un ambiente más húmedo de lo normal.
Asimismo, los episodios El Niño y La Niña forman parte a su vez de un ciclo conocido como “El Niño Oscilación del Sur” (ENSO), con periodos medios de duración de cuatro años. No obstante, también se cuenta con registros históricos en los que los periodos han variado entre 2 y 7 años.
Por otra parte, cuando El Niño finaliza, no le sigue siempre La Niña, aunque suele ser lo habitual. En este sentido, El Niño suele producirse en más ocasiones que La Niña. Por ejemplo, según datos de la NOAA, el período 1950-1998 ha registrado doce fenómenos El Niño por nueve eventos de La Niña. El año pasado, El Niño contribuyó a la peor temporada de huracanes del Pacífico-Este en 14 años, con 18 tormentas y diez huracanes.
Los eventos fríos La Niña, al igual que los de El Niño, se vienen presentando desde tiempos muy remotos. Por ser una de las fases del ciclo El Niño, La Niña – Oscilación del Sur dentro de la variabilidad climática interanual, los aspectos históricos son similares a los de El Niño anotados en el punto anterior. Sin embargo, no se le había prestado la misma atención que a El Niño hasta el evento de 1988 que causó grandes desastres en diferentes partes del Planeta. La Niña comenzó en 1903, y siguió en 1906, 1909, 1916, 1924, 1928, 1938, 1950, 1954, 1964, 1970, 1973, 1975, 1988, y en 1995, siendo el más intenso el de 1988/1989.
La Niña y El Niño son las dos grandes corrientes naturales del Pacífico cuyos efectos repercuten en todo el mundo. El Niño calienta el planeta, mientras que La Niña lo enfría. Este año, el Pacífico espera la llegada de una poderosa corriente de La Niña. Esto contribuye a lluvias torrenciales en Australia y causa temporales de frío y nieve en China.
En 1997 hubo un calentamiento anormal y bastante elevado de las aguas oceánicas del Pacífico, contribuyendo a modificar el clima mundial con grandes inundaciones en zonas donde apenas llovía y fuertes sequías en lugares tradicionalmente húmedos. Era el fenómeno El Niño que, aunque conocido desde hace más de 100 años, de repente se estaba comportando con excesiva virulencia. Después, en 1999, las aguas oceánicas se enfriaron rápidamente originando un fenómeno de menor intensidad denominado La Niña. Entre El Niño y La Niña provocaron dramáticas oscilaciones en la temperatura del Pacífico, que modificaron los modelos climáticos y contribuyeron a generar fenómenos meteorológicos devastadores, entre ellos, el huracán Mitch.
Europa experimentó durante 1999 los efectos del fenómeno climatológico de la Niña, que se caracteriza por la generación de bajas temperaturas en algunas zonas, mientras en otras tiende a elevarlas. Las temperaturas promedio entre abril y noviembre de 1998 tuvieron variaciones anómalas. Tras varios estudios del servicio meteorológico de Estados Unidos sobre los efectos de La Niña en los años 1934, 1943, 1950, 1951, 1956, 1971, 1974, 1976 y 1989, se concluyó que la niña produjo en invierno precipitaciones fluviales más intensas de lo normal y generó varios años consecutivos de sequía en el sur del país. En tanto, meteorólogos alemanes coincidieron en que las experiencias del pasado demuestran que el invierno tiende a ser más suave en el centro del continente cuando aparece el fenómeno meteorológico de La Niña. Indicaron que los meses de mayo y julio podrían registrar temperaturas más cálidas en comparación con el promedio, mientras marzo registraría fuertes lluvias, de acuerdo a las experiencias del pasado.
Las temperaturas globales para el 2010 serán más bajas que en 2009, debido principalmente a los efectos de enfriamiento de la corriente La Niña en el Pacífico. Sin embargo, los expertos pronosticaron altas temperaturas, record para los próximos cinco años.
Recientemente, los micólogos gallegos manifestaban su sorpresa por la aparición de especies de setas en épocas que no les son propias, en un fenómeno que relacionan con el cambio climático y no exclusivamente con las variaciones en la época de lluvias. Si ya en mayo del 2009 brotaron en Galicia setas propias del invierno, como el níscalo (Lactarius deliciosus) o las tricolomas ecuestre y portentosum, durante este Mayo del 2010 fueron vistas en Pontevedra ejemplares de trompeta amarilla (Chantarellus tubiformes) y lengua de vaca (Hydum repandum).
El tiempo dará la razón a quien la tenga.
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