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dilluns, 30 de març del 2009

La Gulf Stream.

Una teoría prevé para los próximos años un acusado descenso térmico.

LA CIRCULACIÓN OCEÁNICA Y EL CLIMA DEL FUTUROEl deshielo del Ártico provocaría la desaparición de las corrientes cálidas Buena parte de Europa occidental podría quedar cubierta por la nieve en décadas venideras si se cumplen los peores augurios de una hipótesis que no sólo ha merecido el interés de los climatólogos, sino de la NASA, el Pentágono y hasta de Hollywood.
Según la controvertida teoría, la miniglaciación sería una paradójica consecuencia del calentamiento global: la descongelación del casquete ártico y un cambio en el régimen de lluvias podrían alterar o incluso detener las corrientes atlánticas que atemperan el clima de Europa y, en menor medida, de América. Algunos estudios calculan un descenso de entre 3 y 10 grados en la temperatura media. Las corrientes superficiales funcionan como una inmensa estufa que acumula calor en el ecuador y lo transporta hacia latitudes septentrionales. Una vez en los mares árticos, las aguas se enfrían, se hunden y regresan hacia el punto de partida intertropical, "dejando espacio para que lleguen nuevas masas de agua cálida y salada --explica Antón Uriarte, profesor del Universidad del País Vasco (UPV)--. El problema surgiría si el eje de giro se trabase" . La Gulf Stream, la corriente cálida del Atlántico norte, nace en el Caribe, atraviesa el Atlántico y llega a Europa. La rama principal pasa cerca de las islas británicas y Escandinavia, que serían las áreas más afectadas por su desaparición, pero su influencia se aprecia en mayor o menor medida en toda Europa, incluida la península Ibérica. DEBILITAMIENTO Sirpa Hökkinen y Peter Rhines presentaron en abril en la revista Science un análisis mediante satélites que demostraba que la circulación en el Atlántico se había debilitado desde 1980, aunque insistían en que "faltan datos para saber si es una oscilación natural o una tendencia importante" . En esencia, lo que le sucede a la corriente es que tiene más dificultades para hundirse e iniciar el recorrido de regreso hasta el ecuador. Su motor falla. El motivo es que el agua superficial ha perdido salinidad, densidad, debido a unos enormes aportes de agua dulce. ¿De dónde proceden? En primer lugar, del derretimiento de la hielos del Ártico, un fenómeno tan evidente que durante varios veranos ha sido posible navegar sin nada de hielo por el polo norte. La NASA estima que los hielos perpetuos han disminuido su volumen un 9% por década. El segundo aporte de agua dulce ha sido el aumento de la pluviometría y del caudal de los ríos siberianos, en ambos casos porque el incremento de la temperatura ha favorecido la evaporación y la formación de nubes. Uriarte opina que este factor es mucho más importante puesto que el hielo del océano Ártico tiene un espesor medio de sólo 2 ó 3 metros: "Su fusión no modificaría demasiado la salinidad. Que haya más lluvia, sí" . Los expertos discrepan sobre si el fenómeno, en caso de producirse, sería abrupto o gradual, suave o cataclísmico, pasajero o duradero. Según Robert Gagosian, director de la Institución Oceanográfica Woods Hole, podría surgir de un modo inesperado en apenas 20 años. Uriarte, en cambio, opina que el cambio sería progresivo: "La corriente no dejaría de funcionar por completo, sino que más bien se debilitaría y, sobre todo, dejaría de llegar tan al norte" . Wallace Broecker, que formuló la hipótesis en los años 80, ha tomado cartas en el asunto para calmar el alarmismo, recuerda Uriarte. Broecker escribió en un artículo reciente que la supuesta miniglaciación tampoco sería en cuestión de décadas, sino más bien un siglo. Mientras los expertos se preguntan si el calentamiento global es de origen humano o natural.