Podemos seguir ocultándolo pero los hechos hablan por si solos
Adjunto varios artículos extraídos de diferentes medios de comunicación escritos de varios años atrás. Solo es una nota informativa para hacernos eco de lo que hoy estamos viviendo. Los desastres naturales cada vez son mas frecuentes y destructores. Que está pasando? Esto es solo el principio de los que muchos denominan La nueva e inminente pequeña era glacial.La VanguardiaMEDIO AMBIENTEUn arma llamada cambio climáticoMark Hertsgaard - 29/02/2004 Es posible que George W. Bush no lo sepa, pero un sector influyente de su Gobierno se está tomando –por fin– con seriedad el cambio climático. Un excelente informe de un selecto equipo del Pentágono ha puesto de manifiesto que el problema del cambio climático constituye una amenaza para la seguridad nacional de la mayor gravedad y exige en consecuencia una respuesta inmediata. El informe de este equipo de ideas y planificación –la Pentagon's Office of Net Assessments– afirma que el cambio climático no sólo es real, sino que sus consecuencias podrían advertirse mucho antes y ejercer efectos mucho más graves de lo que suele suponerse. En el 2020, cuando los niños nacidos ahora cursen estudios superiores, el calentamiento de la Tierra podría acarrear una serie de catástrofes en cadena, incluidas sequías y hambrunas a gran escala, en tanto que podríamos asistir a disputas entre países como China, India y Pakistán por cuencas fluviales y otros recursos en un marco de escasez de agua y alimentos. Si se alcanza el punto crítico de inflexión en el problema del clima, el cambio climático podría sobrevenir bruscamente, en un periodo de tres a cinco años, desencadenando, irónicamente, una nueva glaciación. Una congelada Europa del norte sería prácticamente inhabitable. El Medio Oeste norteamericano se convertiría en un desierto y el sur de California en un erial. Aunque el informe del citado equipo del Pentágono declara que el riesgo de tales consecuencias es incierto y “posiblemente reducido”, dadas sus “fatales consecuencias, el debate correspondiente debería ir más allá del nivel científico. Es evidente la importancia de la adopción de iniciativas al respecto”. A Bush y a sus aliados en la defensa de los combustibles de origen fósil y de la industria de la automoción les parecerá que estas conclusiones son difícilmente admisibles. Sin embargo, convendrán en que difícilmente pueden pasarse por alto. La acostumbrada estrategia defensiva de quienes adoptan una postura negativa –que el cambio climático estriba más en una teoría abanderada por gente progresista que en datos científicos– no hará mella en Andrew Marshall, el cerebro pensante del informe del Pentágono. A sus 83 años, Marshall es una figura legendaria que trazó las líneas generales de la planificación estratégica a lo largo de decenios en el ámbito de las Fuerzas Armadas. Asimismo, fue un asesor de confianza del secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, desde finales de los años setenta, cuando ambos figuraron entre los primeros defensores del sistema antimisiles, el santo grial de los conservadores. Se desconoce si Rumsfeld ha tenido ocasión de leer el informe sobre el cambio climático, pero Andrew Marshall o alguna otra persona de su entorno más próximo se aseguraron de que no fuera sepultado en el olvido: un ejemplar del estudio –sin carácter de documentación clasificada o protegida por motivos de seguridad– llegó a manos de la revista “Fortune”, que publicó un comedido aunque pavoroso resumen en su número correspondiente al pasado 9 de febrero. La iniciativa de Marshall para que una revista económica y empresarial tan respetada y leída como ésta publicara el informe en cuestión puede haber obedecido al propósito de sortear el escollo de la Casa Blanca para enviar un mensaje a los empresarios estadounidenses: “Despierten ante los peligros que representa el cambio climático. Esfuércense por cambiar el curso actual de la civilización”. Un efecto inmediato de lo que acabo de mencionar puede implicar al propio Banco Mundial, cuya dirección se pronunciará el próximo 15 de abril sobre otra polémica recomendación relativa a la supresión de todo tipo de ayuda económica al fomento del petróleo y el carbón, los dos combustibles que son los principales responsables de las emisiones de dióxido de carbono que impulsan el cambio climático. La votación de su junta plantea un dilema al presidente del Banco Mundial, James Wolfensohn, dado que tal recomendación procede de una comisión asesora que nombró el propio Wolfensohn para mostrar a las claras que el banco es una institución receptiva a las demandas y necesidades de la sociedad civil. Este órgano asesor del Banco Mundial (Extractive Industries Review, que fue presidido por Emil Salim, ex ministro de Medio Ambiente de Indonesia y consejero de una empresa carbonífera) presentó en su día los puntos de vista de diversos representantes de las empresas, sindicatos, gobiernos del Tercer Mundo, y organizaciones no gubernamentales. La era de la energía renovable La comisión en cuestión, aludiendo a los riesgos del cambio climático y sus frecuentes y graves efectos sobre la población local en materia de derechos humanos y polución, apremió al banco a suspender de inmediato todos los préstamos a las empresas carboníferas, fijando la fecha límite del año 2008 en el caso del petróleo. Recomendó, asimismo, que el banco aumentara los préstamos destinados a fuentes de energía renovables un 20% anual, otorgando a las poblaciones locales el derecho de veto sobre proyectos no deseados. Podría afirmarse que estos cambios equivalen prácticamente a una revolución en el modo de proceder del Banco Mundial, de modo que no es de sorprender que la dirección de esta institución se haya mostrado contraria. “El Banco –afirma Daphne Wysham, de la junta de gobierno del Instituto de Estudios Políticos de Washington DC e investigadora de los contenidos de la revista– ha sido, de hecho, uno de los principales financiadores públicos del cambio climático en el planeta.” Wysham observa al respecto que los préstamos energéticos del Banco Mundial revelan un marcado sesgo: un 94% de la ayuda total se destina a proyectos relativos a combustibles de origen fósil, y sólo un 6% a energías renovables, como la eólica o la solar. La dirección de la institución financiera propone en un documento provisional que su junta rechace prácticamente la totalidad de las reformas propuestas por la mencionada comisión asesora. En lugar de suspender los préstamos al carbón y el petróleo, su dirección propone la concesión de sumas por valor de 300 a 500 millones de dólares anuales con destino a nueva financiación. Los combustibles de origen fósil –razona este documento provisional– constituyen la energía más barata disponible y, en consecuencia, permiten augurar que los países del Tercer Mundo podrán salir más rápidamente de la pobreza. Sin embargo, el informe del Pentágono daña los argumentos de los defensores de la situación vigente. ¿Qué ventaja hay en salir de la pobreza para desembocar en un mundo sumido en el caos climático y la crisis social? Por desgracia, resulta improbable que tal razonamiento convenza a George W. Bush. Cualquier cambio en este sentido tendrá que esperar a que sea sustituido en la presidencia del país. Sin embargo, la junta directiva del Banco Mundial adoptará en breve una decisión crítica: o bien su dirección hará un llamamiento en favor de más carbón y petróleo, o marcará la senda hacia un futuro postindustrial por lo que se refiere a los combustibles fósiles. Si esta junta se toma la molestia de leer las advertencias y recomendaciones publicadas en la revista “Fortune”, resulta incomprensible imaginar que adopte la vía equivocada.El Periódico de Catalunya 01-mar-2004, 14:58El Pentágono advierte a Bush del peligro de una catástrofe climática- Algunos expertos de Estados Unidos advierten de que el cambio climático es más peligroso que el terrorismo - Los cambios abruptos podrían llevar al planeta al borde de la anarquía y la guerra nuclear al escasear los suministros básicos LA VANGUARDIA - 25/02/2004Barcelona. (Agencias.) – Altos “responsables militares norteamericanos” han censurado un informe encargado por el Pentágono según el cual los cambios climáticos amenazan con provocar una catástrófe planetaria y representar un peligro mayor que el terrorismo. Los cambios climáticos de los próximos 20 años podrían generar una tragedia de ámbito mundial con un coste de millones de vidas en guerras y desastres naturales, dice el informe secreto elaborado por el Pentágono, silenciado por los responsables estadounidenses de Defensa y obtenido por “The Observer”. El documento predice que los cambios climáticos abruptos y repentinos, generados fundamentalmente por los gases contaminantes que liberan las industrias, podrían llevar al planeta al borde de la anarquía y la guerra nuclear ante las dificultades para proveerse de suministros básicos, cada vez más difíciles de conseguir. Las ciudades europeas podrían verser sumergidas por la crecida de los mares, en tanto que para el 2020 Gran Bretaña tendrá un clima “siberiano”, añade el trabajo. En todo el mundo podrían producirse conflictos nucleares, grandes sequías, hambre y disturbios generalizados, según explican los autores del estudio. En este contexto, los países desarrollarán su capacidad nuclear para defender y asegurar la provisión de alimentos, el agua y la energía. La amenaza a la estabilidad global eclipsará ampliamente el problema del terrorismo, dicen algunos expertos que están al tanto de su contenido. “Los disturbios y los conflictos serán rasgos endémicos de la vida”, concluye el análisis encargado por el Pentágono. Las conclusiones son bastante humillantes para la Administración Bush, que se niega a tomar medidas decididas para combatir el cambio climático e, incluso, se ha negado a ratificar el protocolo de Kioto para reducir estas peligrosas emisiones a a la atmósfera. Los expertos sostienen que estas conclusiones inquietarán también al presidente Bush, quien viene insistiendo en la defensa nacional como única prioridad en su gestión política. El referido informe fue encargado por el influyente asesor de Defensa del Pentágono, Andrew Marshall, alguien que ha ejercido una considerable influencia sobre el pensamiento militar estadounidense en las últimas tres décadas. Los cambios climáticos “deben dejar de ser un debate científico para convertirse en un problema de seguridad nacional estadounidense”, dicen los autores, que son Peter Schwartz, consultor de la CIA y ex director de planeamiento del Royal Dutch/Shell Group, y Doug Randall de la Global Business Network de California. El escenario, inminente, de cambio climático catastrófico es “plausible y pondría a prueba la seguridad nacional de Estados Unidos en formas que deben analizarse de inmediato”, concluyen. Inundaciones generalizadas por el aumento de los niveles del mar son una de las amenazas más temidas. La semana pasada, la Administración Bush fue atacada por un importante grupo de prestigiosos científicos, en el que figuraban 20 Nobel, que la acusan de manipular la ciencia para satisfacer su agenda política y silenciar de esta manera los estudios que no le gustan. Jeremy Symons, ex integrante de la Environmental Protection Agency (EPA), dijo que silenciar el informe durante meses constituye un ejemplo más de que la Casa Blanca trata de enterrar la amenaza de los futuros cambios climáticos. Importantes expertos en climatología consideran que sus veredictos podrían ser un catalizador para obligar a Bush a aceptar que los cambios de clima son reales y merecen ser combatidos con medidas preventivas. También esperan poder convencer a Estados Unidos de que firme los tratados internacionales para reducir los gases de efecto invernadero.TEMAS RELACIONADOSSatellite Thermometers Show Earth Has a Feverhttp://www.nasa.gov/vision/earth/environment/Earth_Temperature.html10-may-2004, 15:51El clima del futuro // LA CIRCULACIÓN OCEÁNICALa nueva era glacial • Una controvertida teoría prevé para las próximas décadas un acusado descenso térmico en Europa• El deshielo del Ártico provocaría la desaparición de las corrientes cálidas que atemperan el climaSi desea ver el gràfico en PDF haga click en http://www.elperiodico.com/EDICION/ED040510/CAS/CARP01/PDF/g032dR99.PDFBARCELONA / 10.05.04 / EL PERIODICO de CataluñaBuena parte de Europa occidental podría quedar cubierta por la nieve en décadas venideras si se cumplen los peores augurios de una hipótesis que no sólo ha merecido el interés de los climatólogos, sino de la NASA, el Pentágono y hasta de Hollywood. Según la controvertida teoría, la miniglaciación sería una paradójica consecuencia del calentamiento global: la descongelación del casquete ártico y un cambio en el régimen de lluvias podrían alterar o incluso detener las corrientes atlánticas que atemperan el clima de Europa y, en menor medida, de América. Algunos estudios calculan un descenso de entre 3 y 10 grados en la temperatura media.Las corrientes superficiales funcionan como una inmensa estufa que acumula calor en el ecuador y lo transporta hacia latitudes septentrionales. Una vez en los mares árticos, las aguas se enfrían, se hunden y regresan hacia el punto de partida intertropical, "dejando espacio para que lleguen nuevas masas de agua cálida y salada --explica Antón Uriarte, profesor del Universidad del País Vasco (UPV)--. El problema surgiría si el eje de giro se trabase".La Gulf Stream, la principal corriente cálida del Atlántico norte, nace en el Caribe, atraviesa el Atlántico y llega a Europa. La rama principal pasa cerca de las islas británicas y Escandinavia, que serían las áreas más afectadas por su desaparición, pero su influencia se aprecia en mayor o menor medida en toda Europa, incluida la península Ibérica.DEBILITAMIENTOSirpa Hökkinen y Peter Rhines presentaron en abril en la revista Science un análisis mediante satélites que demostraba que la circulación en el Atlántico se había debilitado desde 1980, aunque insistían en que "faltan datos para saber si es una oscilación natural o una tendencia importante". En esencia, lo que le sucede a la corriente es que tiene más dificultades para hundirse e iniciar el recorrido de regreso hasta el ecuador. Su motor falla.El motivo es que el agua superficial ha perdido salinidad, densidad, debido a unos enormes aportes de agua dulce. ¿De dónde proceden? En primer lugar, del derretimiento de la hielos del Ártico, un fenómeno tan evidente que durante varios veranos ha sido posible navegar sin nada de hielo por el mismísimo polo norte. La NASA estima que los hielos perpetuos han disminuido su volumen un 9% por década.El segundo aporte de agua dulce ha sido el aumento de la pluviometría y del caudal de los ríos siberianos, en ambos casos porque el incremento de la temperatura ha favorecido la evaporación y la formación de nubes. El profesor Uriarte opina que este factor es mucho más importante puesto que el hielo del océano Ártico tiene un espesor medio de sólo 2 o 3 metros: "Su fusión no modificaría demasiado la salinidad. Que haya más lluvia, sí".Los expertos discrepan sobre si el fenómeno, en caso de producirse, sería abrupto o gradual, suave o cataclísmico, pasajero o duradero. Según Robert Gagosian, director de la Institución Oceanográfica Woods Hole, podría surgir de un modo inesperado en apenas 20 años. Uriarte, en cambio, opina que el cambio sería progresivo: "La corriente no dejaría de funcionar por completo, sino que más bien se debilitaría y, sobre todo, dejaría de llegar tan al norte. Además, hay que tener en cuenta que el calentamiento global contrarrestaría en parte ese enfriamiento".En cuanto a la duración, el profesor de la UPV dice que el sistema de corrientes "es posible que se rehiciese rápidamente porque el enfriamiento del Atlántico podría acarrear enseguida una disminución de las precipitaciones y un aumento de la salinidad". Javier Martín Vide, catedrático de la Universitat de Barcelona, opina lo mismo: en caso de producirse, la miniglaciación sería "un paréntesis brusco de pocos años, hasta que se recuperase un nuevo equilibrio. En cualquier caso, califica la teoría de "hipótesis que ha de aceptarse como cabal".Wallace Broecker, que formuló la hipótesis en los años 80, ha tomado cartas en el asunto para calmar el alarmismo, recuerda Uriarte. Broecker escribió en un artículo reciente que la supuesta miniglaciación tampoco sería en cuestión de décadas, sino más bien un siglo. Mientras los expertos se preguntan si el calentamiento global, responsable último del fenómeno, es de origen humano o natural, la NASA concluye con ironía: "Si el gran cinturón se detiene, no importará la causa. Los europeos estarán pensando en otras cosas; por ejemplo, en cómo hacer que crezcan cultivos en la nieve".*****************************************************************BARCELONA / 10.05.04 / EL PERIODICO de CataluñaBuena parte de Europa occidental podría quedar cubierta por la nieve en décadas venideras si se cumplen los peores augurios de una hipótesis que no sólo ha merecido el interés de los climatólogos, sino de la NASA, el Pentágono y hasta de Hollywood. Según la controvertida teoría, la miniglaciación sería una paradójica consecuencia del calentamiento global: la descongelación del casquete ártico y un cambio en el régimen de lluvias podrían alterar o incluso detener las corrientes atlánticas que atemperan el clima de Europa y, en menor medida, de América. Algunos estudios calculan un descenso de entre 3 y 10 grados en la temperatura media.Las corrientes superficiales funcionan como una inmensa estufa que acumula calor en el ecuador y lo transporta hacia latitudes septentrionales. Una vez en los mares árticos, las aguas se enfrían, se hunden y regresan hacia el punto de partida intertropical, "dejando espacio para que lleguen nuevas masas de agua cálida y salada --explica Antón Uriarte, profesor del Universidad del País Vasco (UPV)--. El problema surgiría si el eje de giro se trabase".La Gulf Stream, la principal corriente cálida del Atlántico norte, nace en el Caribe, atraviesa el Atlántico y llega a Europa. La rama principal pasa cerca de las islas británicas y Escandinavia, que serían las áreas más afectadas por su desaparición, pero su influencia se aprecia en mayor o menor medida en toda Europa, incluida la península Ibérica.DEBILITAMIENTOSirpa Hökkinen y Peter Rhines presentaron en abril en la revista Science un análisis mediante satélites que demostraba que la circulación en el Atlántico se había debilitado desde 1980, aunque insistían en que "faltan datos para saber si es una oscilación natural o una tendencia importante". En esencia, lo que le sucede a la corriente es que tiene más dificultades para hundirse e iniciar el recorrido de regreso hasta el ecuador. Su motor falla.El motivo es que el agua superficial ha perdido salinidad, densidad, debido a unos enormes aportes de agua dulce. ¿De dónde proceden? En primer lugar, del derretimiento de la hielos del Ártico, un fenómeno tan evidente que durante varios veranos ha sido posible navegar sin nada de hielo por el mismísimo polo norte. La NASA estima que los hielos perpetuos han disminuido su volumen un 9% por década.El segundo aporte de agua dulce ha sido el aumento de la pluviometría y del caudal de los ríos siberianos, en ambos casos porque el incremento de la temperatura ha favorecido la evaporación y la formación de nubes. El profesor Uriarte opina que este factor es mucho más importante puesto que el hielo del océano Ártico tiene un espesor medio de sólo 2 o 3 metros: "Su fusión no modificaría demasiado la salinidad. Que haya más lluvia, sí".Los expertos discrepan sobre si el fenómeno, en caso de producirse, sería abrupto o gradual, suave o cataclísmico, pasajero o duradero. Según Robert Gagosian, director de la Institución Oceanográfica Woods Hole, podría surgir de un modo inesperado en apenas 20 años. Uriarte, en cambio, opina que el cambio sería progresivo: "La corriente no dejaría de funcionar por completo, sino que más bien se debilitaría y, sobre todo, dejaría de llegar tan al norte. Además, hay que tener en cuenta que el calentamiento global contrarrestaría en parte ese enfriamiento".En cuanto a la duración, el profesor de la UPV dice que el sistema de corrientes "es posible que se rehiciese rápidamente porque el enfriamiento del Atlántico podría acarrear enseguida una disminución de las precipitaciones y un aumento de la salinidad". Javier Martín Vide, catedrático de la Universitat de Barcelona, opina lo mismo: en caso de producirse, la miniglaciación sería "un paréntesis brusco de pocos años, hasta que se recuperase un nuevo equilibrio. En cualquier caso, califica la teoría de "hipótesis que ha de aceptarse como cabal".Wallace Broecker, que formuló la hipótesis en los años 80, ha tomado cartas en el asunto para calmar el alarmismo, recuerda Uriarte. Broecker escribió en un artículo reciente que la supuesta miniglaciación tampoco sería en cuestión de décadas, sino más bien un siglo. Mientras los expertos se preguntan si el calentamiento global, responsable último del fenómeno, es de origen humano o natural, la NASA concluye con ironía: "Si el gran cinturón se detiene, no importará la causa. Los europeos estarán pensando en otras cosas; por ejemplo, en cómo hacer que crezcan cultivos en la nieve".*******************************************************************BARCELONA / 10.05.04 / EL PERIODICO de CataluñaVarias investigaciones recientes sobre paleoclimatología han dado alas a la teoría de la nueva glaciación. Hace 12.700 años, por ejemplo, un lago que ocupaba el norte del actual EEUU, el lago Agassiz, sufrió una rotura brusca --fruto a su vez de la fusión de grandes hielos-- y desaguó su contenido en el Atlántico, lo que provocó un descenso radical de la salinidad. No fue el mismo proceso que ahora, pero sí coincide el resultado: la corriente del Golfo se quebró y sus aguas cálidas dejaron de llegar a la costa de Gran Bretaña y Noruega, explica el profesor Antón Uriarte.El episodio es conocido como Younger Dryas porque la planta ártica de ese nombre colonizó toda Europa. Hace 8.200 años hubo otro episodio similar.Más recientemente, en las décadas de 1730 y 1740, Europa sufrió un periodo hoy conocido como la Pequeña Era Glacial, con hambrunas y severas heladas.
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